Los horripilantes crímenes de los West

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Frederick y Rosemary (más conocida como Rose) West no eran un matrimonio como otro cualquiera, aunque durante mucho tiempo lo parecieron. Vivían en una casa típica inglesa de dos pisos en el condado de Gloucester, donde también habitan algunos miembros de la familia real.

Es un buen sitio.

25 Cromwell Street era la dirección donde residían junto a sus ocho hijos, aparte de los otros tres que ella tuvo con otros hombres mientras trabajaba como prostituta. Desde fuera, parecía un típico hogar inglés, pero distaba mucho de serlo. Mientras la mayoría de los niños crecen protegidos por sus padres, en este caso los niños West fueron forzados a cometer incesto y prostitución antes de ser brutalmente asesinados. Solo sobrevivió una de las chicas.

Pero el matrimonio no se contentaba con martirizar a sus propios hijos. Durante los años en que vivieron juntos, por lo menos doce jóvenes fueron violadas, torturadas, asesinadas, descuartizadas y posteriormente enterradas bajo cemento en el jardín trasero de la casa. Entre ellas se encontraba también la hija mayor de Rose.

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Que una persona posea una enfermedad violenta se ve a menudo, pero que dos personas igualmente perversas se unan en matrimonio parece tan inverosímil como una mala película de horror. Este caso nos demuestra que la maldad no tiene límites y escapa a cualquier análisis psicológico. La pareja formada por Fred y Rose West recorrió sin ser descubierta unas tres décadas de su convivencia, pese a que cometían secuestros, pedofilia, incesto, sadomasoquismo, bondage, torturas, asesinatos y descuartizamientos, todo ello como si de una saga macabra se tratara.

Rose había sido una niña temperamental desde que nació. Hacía sacudir la cuna con tanta fuerza que el suelo de su habitación temblaba. En temas sexuales fue ultra precoz. Estaba tan interesada en el sexo que desde muy pequeña se metía desnuda en la cama de su hermano. Luego apuntó a los hombres maduros del pueblo. Sus padres se divorciaron, ella se fue a vivir con su padre a los 16 años y este empezó a abusar de ella. Pronto conoció a Fred y se quedó embarazada de él; abandonó la casa de su padre y se fue a vivir con Fred, quien tenía ya dos hijas de su primer matrimonio. Se habían conocido cuando él tenía 27 años y ella 15, en 1969.

Fred era uno de seis hermanos en una familia de clase obrera. Según él, su padre siempre había tenido relaciones incestuosas con sus hermanas y su madre abusaba sexualmente de él desde los doce años.

De ser todo esto cierto la unión de Fred y Rose fue la siembra perfecta para el horror que cosecharía la historia de esta pareja de asesinos en serie como jamás se ha visto otra.

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Tras sufrir un par de accidentes que bien pudieron trastornarlo, Fred ya no estaba interesado en el sexo convencional. Todo lo que quería era sadomasoquismo, bondage, sexo oral y sodomía. De día y de noche. Era un infierno para su primera mujer, quien, a pesar de trabajar como prostituta, temía las demandas sexuales de su marido. Acabo por irse, no con facilidad, dejando a Fred ya en los brazos de su siguiente amante, ya embarazada de él, y que desapareció del mapa tras insistir en que Fred debía casarse con ella.

Los horrores fueron descubiertos allá por 1992, cuando la única hija superviviente, a la que violaban constantemente desde la edad de trece años (se dice que un total de unas trescientas veces), se lo contó a una amiga que, a su vez, se lo hizo saber a su madre, quien se puso en contacto con la policía. Hasta ese momento no se sabía nada de esta pareja y su familia. Tuvieron que pasar treinta años y un sinfín de grotescas y malvadas muertes de familiares y desconocidas antes de ser desenmascarados por la justicia.

La casa de los horrores

Fred y Rose West fueron hallados culpables de múltiples delitos y enviados a la cárcel con varias cadenas perpetuas consecutivas que aseguraron que nunca salieran de allí. Fred no pudo soportarlo y se quitó la vida en 1994. Rosemary sigue encerrada desde entonces en la prisión de mujeres de Holloway, donde sigue con vida a sus 71 años.

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